Leer huesos
€12.00-Despertad, qué habéis hecho…
Cuando los dioses se avergüenzan de sus hijos
les hablan por primera vez,
carne soñada en limo,
deshaciéndoles de un suspiro
-Despertad, qué habéis hecho…
Cuando los dioses se avergüenzan de sus hijos
les hablan por primera vez,
carne soñada en limo,
deshaciéndoles de un suspiro
¿Qué son las espinas de Morfeo?
Son un conjunto de relatos atrapados en la piel, de sentimientos enredados, de angustias llamando al insomnio y bailes con un sin fi n de tormentas que, a veces,
nadie entiende.
En el transcurso de la vida hay dudas, miedos, luchas (externas e internas), errores, fracasos, mentiras, pérdidas y, con ellas, duelos.
Un conjunto desolador del que se habla poco, pero que nos pone los pies sobre la tierra que hoy mismo pisamos, para que nuestra cabeza no vuele sobre las nubes y se pierda.
Estas espinas son verdades sacadas una a una de cada insomnio atorado en la piel.
El combate melancólico es un ejercicio de memoria inagotable de las batallas libradas para que la Historia se justifique a sí misma. Un aliento de libertad que arenga al lector. La poesía recupera y revisa sobre el polvo para evocar la dignidad del sueño, de regresar a la tierra perdida. El paisaje que muere y renace, hecho fértil por el poeta. Ignaciu Llope traza en sus versos la alargada luz de la esperanza.
Lauren García
El libro está escrito durante el confinamiento de la Covid-19 que supuso una clausura del cuerpo: no podíamos dar un abrazo, un beso, posar la mano en el hombro de un amigo o
visitar a un familiar enfermo. El libro es una reivindicación del cuerpo: me detengo en el verde silencio de tus ojos y mi corazón es una liebre acorralada por la luz. El cuerpo no habla y nos vamos quedando sin lenguaje. La naturaleza que es el lugar originario de lo humano es el espacio semántico desde donde se construyen los poemas. Necesito un rostro para seguir amando el mundo, un río que fluya incesante, un pájaro para sentirme libre, un abedul con nieve. Una brisa de nostalgia recorre las ramas del poema y mece las hojas del deseo de otra piel, como si el poema tuviera dedos en vez de palabras en una escritura no gramatical. El poemario es una lectura sacramental del mundo que busca el último sentido de lo humano en el cálido lenguaje de las cosas pequeñas.
Yo pondré cada mañana arroyos en tu piel
para que podamos beber el agua de la vida,
en la pura desnudez del río
Es interesante destacar que el ensamblaje de todas las aristas de la vida, de todos los sustratos interiores que soportan el temblor y también la alegría de nuestros brindis, es ya absoluto en la poesía de Lauren García.
Y a través de sus grietas soñolientas, justo cuando la tarde cae sobre nosotros, la voz lúcida de Lauren cantará al guerrero, mientras alza la vida al mantener el fuego, esa causa de hombres solitarios que resisten antes de ser planetas.
(Del prólogo de Joaquín Pérez Azaústre)
¿Cuál es el precio de la caída?
La caída, dicen, es el precio del orgullo; pero yo nunca
me sentí orgulloso de quien era, o decía ser.
Si caí fue por el puro placer de la aceleración constante.
No os equivoquéis al ver el hueco que dejo tras de mí,
no hay más divinidad en mí de la que habría en otro hombre.
Aunque
el Hombre ya no es hombre,
sino dinamita.
Nayar Crespo Sánchez es un poeta, ensayista y artista de Spoken Word nacido en 1998 en Asturias. Escritor en ocasiones en prosa, ha participado en diversas antologías colectivas, como Fuera de Guión (Más Madera Editorial, 2019), o Misterio en el Bierzo (Más Madera Edito- rial, 2021). En febrero de 2017 publica Galerna, con la editorial granadina Lumen Rosetta, un conjunto de poemas con forma de mapa desplegable. En noviembre de 2018 publi- ca La Gravedad del Coyote, su primer poe- mario, con la editorial madrileña L’ecume incendiaria. Afincado en Oviedo debido a sus estudios en Filosofía organiza, junto a José Yebra e Inés de Diego Pantín, Histeria; un micro abierto de poesía, música y artes performáticas, con la intención de dar voz a todo el que quiera subirse. De él no hay mucho más que decir, le gusta el café negro con sacarina, Johnny Cash, y nunca usa paraguas. Lleva gafas de sol casi todo el año y muchos anillos. Además, no sabe cómo escribir biografías, así que lo hace en tercera persona para que la culpa se la lleve otro pero cree que no está funcionando del todo.
Escribí este libro de rodillas sobre chapas de metal, con herramienta en la mano, escondido en el baño de una fábrica, espiado por cámaras. Escribí este libro en largas noches de insomnio en mi casa, en habitaciones de hotel. Lo escribí sentado en asientos traseros de coches, en bancos de piedra y madera humedecidos por el rocío. Escribí estos versos drogado casi en trance, borracho perdido y con resaca en mañanas de sábados y domingos. Creé estas líneas después de reír con amigos, de llorar y de apretar los dientes y los puños. Escribí este libro con mascarilla quirúrgica, con medicamentos y dolores de todo tipo. Lo llené de recuerdos, de ira, de sangre, de espuma de mar y de lluvia que nunca cesa. Escribí este libro con los pies en la arena, en el barro, en la hierba, en el acelerador y con las manos en el volante. Escribí este libro con los ojos puestos en las montañas, en el cielo, en las luces de la ciudad, en su gente, con la mirada en la Bahía. Escribí este libro después de escuchar y leer a grandes poetas que me hicieron pensar y replantearme todo, después de estar contigo…
Escribí este libro para todxs vosotrxs…
Javier Perales Valdés
El agua, siempre primigenia, inmanente a nuestra supervivencia. También telón de acero, feroz destino desencadenado en una tormenta que los dioses no imaginaron. Pureza henchida de fuerza, que es líquido plasmado en las pinturas de Guillermo Simón, derrame de nubes en celo y oscuridad nunca presentida. El mar que los solitarios contemplan con grandes ojos, los pasos sobre la arena distrayendo la niebla. La luz, en requiebro espiritual y humano en la palabra poética de Ceferino Montañés. (Del prólogo de Lauren García)
Es preciso dar puntada sin hilo de vez en cuando, entender que no siempre es necesario ser el traje a medida de las aspiraciones de los otros, que vivir puede ser más bonito, como coser y cantar desafinado, como zurcir y bailar a pespuntes arrítmicos, desafiar los patrones establecidos, rediseñar los contornos, renunciar a las modas, los modales impuestos
Es preciso brillar en la rareza, abrazarnos las taras, fruncirnos la sonrisa en los desfiladeros de los labios, hilvanarnos con otros y con otras para entender por fin todos los dobladillos que escondemos debajo del pellejo, los remiendos, que urgentes, nos mantienen el alma de una pieza.
La diferencia, lo excepcional, lo extraño es pura artesanía, el oficio de un sastre, amar la particularidad de la textura que ofrece cada tela, hacer de los retales desechados algo hermoso, meterse en un telar si es necesario, tomarle la medida a la esperanza…y todo lo demás es tan impersonal, tan uniforme y normativo como una producción en cadena. Este poemario es un cúmulo de errores, un inventario de tropiezos, un alegato a favor de la imperfección.
«Porque soy un manojo de llaves
frente a la puerta equivocada.
Escribo porque… tú,
porque llamé y abriste”.