Pelayo Fueyo

"(Gijón,1967) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo. Es autor de los libros de poesía Memoria de un espejo (Zigurat, 1990), El mirador (Llibros del Pexe, 1992), Parábola del desertor (Hiperión, 1997), La herencia del silencio (Pre-Textos, 2003), Poesía completa (Pre-Textos, 2008), Libro de la discordia (Deva, 2008), El cielo de las cosas (KRK, 2011), Títeres de duermevela (Difácil, 2015), La máscara y el otro (Eolas, 2017), La herida del aire (La isla de Siltolá, 2020) y Extraña perspectiva (Difácil, 2021). Ha publicado el libro de ensayo aforístico Lección de magia (Eikasía, 2005), el libro de ensayos Un mundo simbólico (La isla de Siltolá, 2018) y el libro de aforismos poéticos La muerte, la poesía (La isla de Siltolá, 2019). Ha sido incluido en las antologías: Poetas de los 90 (edición de José Luis Piquero, 1989), Poetas e impostores (edición de José Manuel Cuesta Abad, 1990), Selección Nacional (edición de José Luis García Martín, 1995), La generación del 99 (edición de José Luis García Martín, 1999), Yo es otro (edición de Josep María Rodríguez, 2001), La lógica de Orfeo (edición de Luis Antonio de Villena, 2003) y Casa sellada (edición de Javier F. Granda y Ceferino Montañés, 2020), entre otras. Fue codirector de la revista literaria Escrito en el Agua. Su poesía ha sido estudiada por Leopoldo Sánchez Torre, José Luis García Martín, Ricardo Virtanen, Miguel Alarcos y Emilio Frechilla, entre otros. Ha colaborado en numerosas revistas literarias."

Sus libros

Todo locura el cuento

13.00

Todo locura el cuento contiene a los seres humanos que te marcan y se adueñan con providencia del corazón, o dejan la falsedad de una joya falsa. En estos cuentos, en toda la poesía del autor asturiano, hemos visto brillar la inteligencia, a las que muchos cortejan y
cotizan en pos de su íntima belleza. Pero sólo es patrimonio de
unos pocos elegidos, los mismos que se desprenden de ella con generosidad que mancha la lacerante mentira. Esta prosa nos remite directamente a su poesía, a la obligatoriedad del oficio poético para captar lo etéreo y contaminar sagazmente al lector con el paisaje rotundo de una imagen. El escritor y el lenguaje se aman recíprocamente, se entienden como los viejos amantes que conocen sus porosidades. El viaje conlleva la emoción del riesgo y el peligro ineludible. Pero siempre alberga las alacenas de la esperanza. Este libro ratifica la escritura bordada de Pelayo Fueyo durante décadas. Y es que hasta cuando dicen alguna mentira, siempre hay que creer en los poetas.
(Del prólogo de Lauren García)