El Bierzo en silencio aborda veinte escenarios en blanco y negro que recorren la comarca a través de la cámara de Víctor Ruisánchez y que tratan de apropiarse del silencio que el fotógrafo ha encontrado en este territorio ancestral, ejemplo también, de todas esas regiones vacías y vaciadas. Estas fotografías no podían quedar abandonadas como tantos pueblos bercianos, de ahí la propuesta para que veinte escritoras y escritores dejen su huella en cada una de las imágenes dando como resultado un filandón visual y narrativo.
ESPERANDO A MONTGOMERY nos permite, por un lado, rememorar una literatura que cabría definir como «literatura de la espera», donde sobresalen obras capitales como Esperando a Godot, El desierto de los tártaros o El coronel no tiene quien le escriba.
Pues bien, en su nueva novela, Fonseca nos mantiene divertidamente expectantes ante la demorada llegada de una ilusión: un figurado director de cine llamado Montgomery.
Por otra parte, y en un alarde de imaginación, la novela —periplo fantástico, tras los pasos del espectro de Edgard Allan Poe, que a la postre no es más que el espectáculo ofrecido por la médium norteamericana Lizzie Doten en el teatro Filarmónica— nos presenta la fantasiosa existencia de un grupo de inventados personajes que representan a los miles y miles que, habiendo sido llamados para formar parte de una novela o un cuento, quedaron relegados al olvido por descarte del escritor que los había pergeñado.
A éstos, Fonseca los denomina «personajes nonatos», y en torno a ellos el autor crea una historia de mágicas consecuencias.
Para nuestra sorpresa, entre esos desechados encontraremos al irrelevante personaje de Bioy Casares llamado, precisamente, Fernandito Fonseca, con lo que el autor pasa a formar parte igualmente de tan peculiar elenco. Toda una pirueta literaria, tan
sorprendente como divertida, de amenísima lectura servida con el estilo inconfundible de Fernando Fonseca.
En Normalidad truncada el más punk de los poetas asturianos se atreve con el más puro género negro.
Oviedo. 21 de junio de 2020.
Tras tres meses de confinamiento, la llegada de la ‘Nueva Normalidad’ coincide con un macabro crimen en una de las urbanizaciones de lujo de la ciudad. Nunca es buen momento para algo semejante, pero, tal vez, este sea el más inoportuno y, pronto, todos los poderes fácticos se implican en darle un rápido carpetazo al caso.
Al inspector Félix Luiña, inmerso en una profunda crisis existencial tras la reciente pérdida de su familia, también le gustaría una ágil resolución del asunto; sin embargo, por todas partes hay piezas que no encajan y sólo él parece resistirse a obviarlas; de modo que, a pesar de la oposición de todos los estamentos de un cuerpo policial anclado aún en el más rancio pasado, comienza una investigación que, de día, llevará a Félix a recorrer la ciudad transitando por todas las capas sociales; mientras que la noche dará paso a un descenso a los infiernos que le pondrá cara a cara con sus propios demonios interiores.
En su primera novela, David Suarón pone el foco en el magma sociológico que encontró en la pandemia la excusa perfecta para aflorar, hasta la superficie, desde las más turbias cloacas. Una historia que avanza latido a latido, entre conflictos y contrastes, hasta el infarto final.
Anna Patinson, comandante de la misión científica Ávalon, envía un último mensaje a la Tierra antes de cortar todas las comunicaciones: «No vengan a buscarnos. Repito: no vengan a buscarnos. ¿Por qué?, ¿para qué llegar hasta aquí? El universo… quisimos explorarlo y… Dios mío… No vengan… Jamás». Así comienza la nueva y trepidante novela de Ruy Vega, donde la ciencia y el terror se entremezclan por igual para conformar una atractiva trama en la que distintas piezas componen un complejo puzle a resolver. A través de personajes adictivos el lector se adentrará en una investigación donde los límites de la ciencia, de la exploración del espacio y de la comprensión de nuestro entorno, forman parte de un desenlace tan inesperado como sorprendente.
¿Estás preparado para adentrarte en Ávalon y pasar miedo, mucho miedo?