Aida Ruvalle

Aida Ruvalle (Aida Martínez Suárez) nació en Oviedo (Asturias) en 1995. Tuvo la suerte de ser una de esas niñas cuyo padre, cada noche, le leía libros de toda clase. Y aunque durante muchos años prefirió escuchar a escribir (o incluso leer), sin duda estos momentos influyeron en su futura vocación de poeta. Serían los antiguos romances de autores anónimos, y las rimas de Bécquer, las que desencadenasen los primeros versos, y le tomaría bastante años comprender que la poesía del siglo XXI ha de ser enunciada con una voz ligeramente diferente a la de siglos pasados. Permaneció en Oviedo, donde se graduó en Filosofía, hasta los 23 años, edad a la que se mudó a Barcelona, la que había sido la ciudad de sus sueños desde temprana edad. Ahí continuó estudiando el máster de Bioética y Derecho, a la vez que se internaba en el mundo poético barcelonés. Micros abiertos, Poetry Slams, talleres de poesía... compusieron parte de su estancia en Barcelona y la acercaron al público y a la comprensión de una poesía del momento, donde ser consciente de la voz, del cuerpo y del movimiento. Es de la síntesis de todas estas vivencias que surge el poemario Ave, Barcelona, su primera obra. En 2021, siempre enamorada de Barcelona pero incapaz de seguir manteniéndole el pulso a la ciudad, decidió embarcarse en un voluntariado de un año, el cual la llevaría a Croacia y a vivir experiencias que quizá, en el futuro, tomen la forma de una nueva obra.

Sus libros

AVE, BARCELONA

15.00

Lector, este poemario es una puerta abierta al yo más profundo de Ruvalle. Asomarse a él es como asomarse a un diario secreto, donde se desnuda, se comparte con el mundo con elegancia y una tremenda generosidad, haciendo que conectes con ella y que te encuentres a ti mismo en sus palabras y vivencias. Si tuviese que describirlo en una sola palabra, diría que este poemario es un auténtico regalo. Un regalo.
Espero que los lectores sepan llevarse ese trocito de Ruvalle a sus mundos íntimos, y que lo guarden como un tesoro, para que, cuando necesiten volver (y volverán, pues todos volvemos a nuestros refugios cuando lo necesitamos), puedan hacerlo como la primera vez, perdiéndose y reencontrándose en este (su) laberinto de emociones.
(Del prólogo de Paula Ruiper)